Los
libres del pueblo responden
Volvimos
a latir y eso es bastante. Sólo que a su vez, no es suficiente.
Pero la sangre es joven cuando no se deja adormecer por las derrotas.
Recordamos el miedo, el olor que exhala nuestra especie cuando
presiente el peligro, la importancia de sabernos vigilados por
las fuerzas que se esconden en atavíos civiles; el ruido
de disparos, poniendo en evidencia una vez más la desigualdad
de condiciones que vuelve a delinear la cobardía...
Y aún así, vestidos con jirones de sueños
ya cansados, el 20 de diciembre de 2001 salimos del estado de
coma, y sentimos en la hondura de nuestra rebelión, el
persistir de la memoria en la vísceras de un país
casi sin rumbo, lamentando que nuestros hijos deban reclamar lo
mismo que nosotros hace años, al punto de llegar a encariñarnos
con los gases, si estos sirvieran para modificar nuestras verdades.
En cada corazón capaz de lamentar la injusticia, late un
revolucionario.
No dejemos que la patria se nos muera.
Dolores dE Torres